El rol de
la madre en los primeros años de vida.
En el primer año de vida la figura materna es la
que tiene el papel fundamental en el desarrollo armónico del niño. El recién
nacido considera a la madre como una prolongación de sí mismo, fuente de
satisfacción de sus propios deseos y necesidades. La madre le proporciona ante
todo nutrición física: pecho o biberón, lo importante es que lo coja en brazos
con cariño mientras come, de forma que el niño perciba el contacto físico con
ella como gratificante.
A parte de la nutrición física, la figura materna
proporciona alimento cognitivo para las actividades motoras, sensoriales y mentales
del niño: cada vez que interacciona con él, cuando juega, lo coge en brazos, le
enseña cosas, le canta, le deja explorar la cara y su pelo, le habla, le mueve
los brazos o las manos, le proporciona objetos para jugar, le ayuda a cambiar
posición, etc.
La madre,
sin tener a veces conciencia de ello, estimula y crea las condiciones
favorables para la manipulación y la exploración del ambiente. Un indicador
importante para saber si un niño es feliz, lo tenemos a partir de los dos o
tres meses, cuando aparece la sonrisa ya no solamente como respuesta a una
necesidad satisfecha, sino de forma relacional, como expresión de alegría en
relación con un objeto externo, por ejemplo un rostro conocido que esté
enfrente de él, se mueva, sonría o le hable. En todo este proceso de relación
con la figura materna se produce el apego emocional.
A
continuación veremos un vídeo sobre el apego emocional que deben establecer
madre e hijo.
Estimulación
intrauterina.
A través de la estimulación intrauterina se pretende desarrollar al máximo las
capacidades del bebé y, sobre todo,
mantener una estrecha comunicación con el
pequeño que enriquezca la relación padres e hijo.
Además de desarrollar sus sentidos, logramos que el bebé se sienta
seguro, querido y acompañado, pues desde las primeras semanas de gestación nos
estamos comunicando con él y creando un fuerte vínculo afectivo, que él percibe
perfectamente.
Si tenemos en cuenta que a las pocas semanas de gestación es capaz de
percibir los estímulos que vienen desde el exterior y, por lo tanto, nos puede
oír, sentir, incluso distinguir sabores, podríamos realizar actividades que desarrollen
sus sentidos y resulten placenteras
para él como oír música, bailar suavemente, etc.
El bebé capta perfectamente el estado de ánimo de su madre. Así, por ejemplo, si ella se siente triste,
contenta, desanimada, feliz, preocupada, etc. lo percibe perfectamente. Las
situaciones en que la madre se encuentra excesivamente estresada pueden incluso
afectar al desarrollo y crecimiento del bebé. Las madres deben ser conscientes
de que tanto sus emociones como sus actitudes, repercuten positiva o
negativamente en el bebé.
Por ello, debemos hacer todo lo posible para vivir
el embarazo como una etapa alegre e ilusionada, dando especial importancia
al bienestar de la madre y del bebé. Una
mujer que disfruta de su embarazo, se comunica con su hijo, le estimula y
espera con ilusión su nacimiento. Lo más probable es que tenga un bebé
emocionalmente sano. Lo más importante no es la estimulación, sino el trato continuo con el pequeño.
El siguiente video
presenta la importancia de la estimulación prenatal y sus características.
BUENA PRECENTACION Y UN CONTENIDO ADECUADO. ESO SE NOTA QUE FUE HECHO POR UNA EXCELENTE PROFESIONAL.
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